¿Cuántos coches de gas natural circulan por España?
El parque de vehículos de gas natural crece a un ritmo de entre el 15% y el 20% al año en España. Según los datos del último informe de Anfac Research para el Barómetro de Seguridad Vial y Medio Ambiente de Anfac y Bosch, el parque de vehículos propulsados por gas natural no para de crecer.
En la actualidad, circulan 3.800 vehículos propulsados por gas natural comprimido para la automoción, en su mayor parte autobuses y camiones, cifras aún muy por debajo de otros países europeos como Italia, que cuenta con 847.000 vehículos de gas, o Alemania, que cuenta con 96.300 unidades.
Un gran Potencial
Pese a ello, las perspectivas hacen pensar que el mercado de vehículos de gas natural tiene un gran potencial de desarrollo. Actualmente, se comercializan 64 modelos de 20 marcas propulsados por este combustible. Las empresas copan el 77% del total de las ventas.
Además, sólo el 20% de los vehiculos con este modo de propulsión que circulan por España fueron fabricados en origen para utilizar gas natural, mientras que el 80% restante ha sufrido transformaciones posteriores a su matriculación en su taller.
A su favor, juega el precio del combustible. En nuestro país, el precio del gas natural comprimido para automoción es un 41% inferior al gasóleo y un 50% al de la gasolina. Por ello, según estimaciones de BOSCH, los sistemas actuales de has son rentables a partir de los 7.000 kilómetros al año: prácticamente, por lo tanto, para la mayoría de perfiles de conducción.
GLP en el mundo
Las estimaciones apuntan a que en 2020 habrá en todo el planeta entre 50 y 65 millones de vehículos de gas natural, frente a los 18 millones de unidades existentes en 2013. El mercado registra crecimientos anuales de entre el 20% y el 25%.
El 60% de los vehículos de gas natural circulan por Asia, mientras que en Europa la cuota es del 10%. El 75% del parque mundial se concentra en seis países: Irán, Pakistán, China. India, Argentina y Brasil.
La tecnología de gas natural comprimido para automoción permite reducir las emisiones de Co2 un 25% respecto a los motores convencionales de gasolina. Además, los gases de escape son inodoros y el ruido es menor que el generado por propulsores de combustión.
